miércoles, 12 de enero de 2011

Ídolos de Paja: Slumdog Millionaire (2008)



Hacía tiempo que no actualizaba esta sección, y hoy voy con uno de los pufos más grandes que me han vendido en mucho tiempo, gracias a la cual la 81º Edición de los Premios Oscar podría haberse titulado “Como puede un anuncio de Coca-Cola ganar 8 Oscar” o “Patada en los cojones a Lawrence de Arabia”.
Ya desde su estreno Slumdog Millionaire fue un bombazo, toda la gente, público y crítica hablaban de ella, y todos bien, que si es la bomba, que si patatín, que si patatán, que si al final bailan. Y sí, al final bailan, y prácticamente eso es lo único cabal que pasa en toda la película, porque el resto es todo una engañifa de mucho cuidado.
Pero vayamos a la película, la cosa empieza con el chaval a punto de la pregunta final del “Quien Quiere ser Millonario” de la India, resulta asombroso que un chaval de origen humilde llegase tan lejos en el programa, así que la policía lo detiene y lo interroga brutalmente, razón por la cual Jamal (pues así se llama) les acaba contando a los policías todos los hechos importantes de su vida (o sea, toda su vida), serán precisamente detalles de esos hechos los que por una increíble “suerte” acaben siendo preguntas del programa, una tras otra, y en orden cronológico coincidiendo preguntas y hechos (este detalle ya me parece un poco cogidito por los pelos, pregunta 1: que te paso cuando eras niño; pregunta 2: que te paso años más tarde; pregunta 3…).
El caso es que en ese momento, la película deja a parte el programa y se vuelve una especie de anuncio de Coca-Cola interminable (en el que por supuesto, no faltara la famosa botella) en el que sin mucho acierto, se intenta imitar La Ciudad de la Alegría (1992), pero adaptada a la India de hoy día. El caso es que tiene de todo, infancia dura, adolescencia aún más dura, en la que pasa por todos los hechos terribles que podrían copar un noticiario no hay mafia ni hecho atroz con los que no guarde ninguna relación, incluso guarda una historia de mafiosos que involucra a su hermano y otra de prostitución infantil que afecta a su amor de toda la vida.
Tras esos fragmentos que intentan ser bastante duros y crueles, la historia tiene que resolverse para explicar como acaba llegando al programa y tal. Así que ni corto ni perezoso, el señor Boyle se saca de la manga artilugios más que inverosímiles (solo le falta recurrir a la magia) para resolver la acción y que al final, todo acabe bien. Para los que la hayan visto, en serio, como es posible que ESA sea la última pregunta que sortea tantísimo dinero, no sé, por qué no le preguntaron su nombre, o el color de su pelo para ponérselo más fácil. Después de un escepticismo bastante serio durante toda la película, ese preciso detalle fue lo que acabo de chafármela.
Pero claro, para explicar eso, echemos un vistazo al catálogo de su director: Danny Boyle. El director, británico, tras unos comienzos en la televisión, dirigió tres películas consideradas de culto: Tumba Abierta (94), Trainspotting (96), A Life Less Ordinary (97). Bueno, sin haber visto la tercera, me atrevo a opinar de las otras 2, están bien pero no son ninguna obra maestra, pero claro, es muy fácil hacer películas de culto, basta con aparentar poco presupuesto y lograr que le gusten a un pequeño sector que se considere incomprendido por el resto, y alehop, ya tenemos una obra de culto. Tras este interesante comienzo da el salto a la fama, y paulatinamente se deja llevar por el cine comercial, perdiendo todo el talento que parecía tener, cualquiera que haya visto La Playa, 28 Días Después (y Semanas) o Sunshine, podrá darse cuenta de que las 2 de zombies son películas amenas, que no pasan sino por ser simplemente otra más, La Playa tiene un comienzo buenísimo que acaba siendo una verdadera mierda y Sunshine es uno de los bodrios más grandes que he visto en mi vida (no me explico cómo pueden rodarse 107 minutos de sinsentidos).
El caso es que al final llego Slumdog Millionaire, una película total y absolutamente comercial vestida de cine independiente, que narra una historia que parece ser dura y terrible, pero que al final acaba siendo ñoña y simplona, dando al público pan y circo, es decir, una sucesión de escenas que les harán sobrecogerse y pensar “pobrecito” pero que al final, como acaban bien, harán que el espectador sienta alivio y alegría. Y claro, al final bailan, o si no esto no sería una película de Bollywood (que no, que no lo es, pero como Bollywood está de moda, si además de disfrazar tu película de independiente la disfrazas de Bollywood, doble éxito).
Y al final, tanto bombo acabo llevando a la 82º Ceremonia de los Oscar, en la que de 10 candidaturas se llevó la friolera de 8 Premios:
Mejor Película
Mejor Director
Mejor Guión Adaptado
Mejor Banda Sonora
Mejor Canción Original
Mejor Fotografía
Mejor Montaje
Mejor Sonido
Gracias a lo cual, películas como El Curioso Caso de Benjamin Button (3/13), El Caballero Oscuro (2/8), Mi Nombre es Harvey Milk (2/8), El Intercambio (0/3) o El Luchador (0/2), todas ellas mejores sin duda, fueron las grandes perdedoras de la noche.
Casos como este deberían duplicar el valor de los Oscar de hace varias décadas, no me creo que ésta película tenga 8 Oscar y Lawrence de Arabia sólo 7.

... pero claro... al final bailan!

1 comentario:

  1. La verdad es que yo no la he visto y me seduce en absoluto, aunque en la época del campanazo en los Óscar llegué a sentirme tentada sólo por la curiosidad que despertaba en mí esa película que todo el mundo llamaba obra maestra (!?). En fin, lo cierto es que ahora me apetece menos que antes porque de tu visión deduzco que se trata de una de esas pelis que tienen el mismo propósito y efecto que los cuadros de mendigos del siglo XIX: el espectador siente lástima al ver la miseria y se siente una persona mejor por sentir lástima. Y si encima acaba bien, pues guay del paraguay.
    En cuanto a lo de los Óscar, yo vi muy injusta esa edición en cuanto a reparto de premios. He visto tres de las cinco películas que citas como perdedoras y la que más me gustó fue El curioso caso de Benjamin Button, me pareció un peliculón no lo bastante reconocido, pero nunca me atreví a decirlo demasiado sin haber visto Slumdog Millionaire. En cualquier caso, los premios de la Academia carecen para mí de toda credibilidad desde hace bastante tiempo, pero el año pasado fue la gota que colmó el vaso: ¿Sandra Bullock con un Óscar? ¡Venga ya!

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