jueves, 13 de enero de 2011

Grandes Sagas (de ayer y hoy): Mad Max



Aprovecho que últimamente he visto alguna película australiana para dedicar la saga de esta semana a Mad Max, de la que además se prevé una cuarta entrega para 2011 (habrá que ver si es cierto, sea 4ª parte o más posiblemente un remake).
Mad Max es una saga enteramente dirigida por George Miller, y protagonizara por Mel Gibson, en su primeriza etapa australiana (de su Australia natal) gracias a cuyo éxito fue catapultado a USA. La saga nos sitúa inicialmente en un futuro no muy lejano en el que el petróleo está prácticamente agotado, gracias a lo cual la escasez ha llevado a una crisis sin precedentes, con un imparable deterioro de la ley. Esta situación apocalíptica en un principio se volverá en la clásica situación post-apocalíptica, ampliamente explotada (a raíz de esta saga) en las siguientes entregas.

Mad Max, Salvajes de la Autopista (1979)
La saga comienza de forma estupenda al más puro estilo Road Movie, protagonizada por Mel Gibson, que es Max Rockatanski, un policía que hace respetar lo poco que queda de la ley. Barriendo amplias zonas del desierto australiano, él y sus compañeros policías tendrán que vérselas con bandas de malhechores, básicamente moteros, que con su estilo ciberpunk (clásico de los 80) sembraran el caos allá por donde pasen. La cosa comienza con la muerte de un pandillero, El Jinete Nocturno, que hará que el jefe de la banda, en venganza, vaya a por los policías. Tras resultar gravemente herido El Ganso, amigo de Max, este comenzara una persecución personal de los delincuentes a bordo de un Ford Falcon RB Hardtop del 73, con motor V8 (de hecho, como se comenta, el último de los V8). Este duelo personal acabara con la familia de Max, que completamente ido decidirá tomar venganza personal contra la banda de moteros.
La película es realmente buena, bajo presupuesto, escenarios desérticos que hacen pensar en un falso futuro postnuclear (ya que en ningún momento se habla de cataclismos), coches y motos cedidos por los fabricantes y una autentica banda de moteros para completar la banda de delincuentes, lo que más me gusta son los efectos especiales para representar escenas a alta velocidad, consistentes en rodar escenas a baja velocidad y posteriormente acelerar la secuencia, lo que acaba dando un resultado bastante cómico (más que creible). Mezcla de acción y road-movie con toques de spaguetti western para un espectáculo realmente disfrutable.

Mad Max 2 (1981)
Tras el éxito de la primera parte, la segunda no se hizo esperar, era evidente, y además casi necesaria, ya que la primera dejaba con bastantes ganas de más (o de Max, ho ho).
El tiempo ha pasado, con respecto a la primera, y la escasez de petróleo y el deterioro de la ley han degenerado en un auténtico futuro post-nuclear, en el que grupos de personas trataran de sobrevivir como nómadas luchando contra bandas de malhechores que los hostigaran continuamente. En medio de todo ello esta Max, que sobrevive por su cuenta viajando en solitario. Tras algunos vaivenes acabara llegando a una refinería de supervivientes que está siendo asediada por una banda liderada por El Papagallo. Por supuesto, les ayudara.
En esta segunda entrega tenemos un paisaje desolado como por un cataclismo nuclear (que no ha acontecido realmente). Las bandas de salvajes tienen un estilo ciberpunk aún más marcado que en la primera, y conducen vehículos modificados de todo tipo.
La verdad es que es digna de ver, realmente entretenida, visualmente muy interesante, y bastante buena en todos los aspectos, aunque realmente no tiene nada que ver con la primera parte, ya que su estilo es mas de acción-ciencia ficción post-apocalíptica. Sí, se parece y muchísimo a Waterworld.

Mad Max 3, Más Allá de la Cúpula del Trueno (1985).
Aunque me pese, porque es de mi querido año 85, tras este estrafalario título se encuentra la peor película de la saga, no sólo comparativamente con las demás, sino muy mala como película.
Años después de la segunda entrega, y sin aparente continuidad, Max llega a Negociudad, una base fija en mitad de la nada en la que todos los viajeros pueden parar, comerciar y demás. Gobernado todo ello a medias por Tina Turner y un dúo de deformes llamado Maestro-Golpeador. Max hará un trato con Tía Ama (Turner) para acabar con el Maestro-Golpeador, mediante una pelea en la Cúpula del Trueno, un lugar donde “dos entran y sólo uno sale”. Tras romper el trato por no acabar con Golpeador, Max será desterrado, pero en su destierro encontrara unos niños que le convencerán para volver y rescatar a Maestro.
Esta última entrega (hasta el momento) es la peor con diferencia de toda la saga, y una película realmente estúpida y aburrida. Al principio pasa simplemente por ser una película mala sin más, todo el rollo de Negociudad y demás, pero la parte más desternillante viene cuando Max, que no quiere volver a Negociudad porque nada tiene que hacer allí, aun a pesar de haber sido desterrado, es enternecido al ser llevado a la guarida de los niños, a los que por supuesto, tendrá que salvar (recuerdan en episodio de los Simpson con Mel Gibson, ese final de la película que hace con Homer en la que tras matar al Presidente entra un grupo de niños que se llevan a Mel a hombros como un héroe?, lo mismito, de aquí debió salir).

En resumen, se trata de una saga hecha en Australia, país que debería tener más reconocimiento porque produce algunas películas bastante interesantes, y que debido a la internacionalización (o americanización) de sus actores, nos llegan aquí camufladas de películas americanas. Las dos primeras son bastante buenas, aunque pueden disfrutarse por separado, yo recomendaría más la primera que la segunda, dejando la última parte para tirar a la basura mientras quemamos una foto de Tina Turner. A propósito de la primera entrega, que nada tiene que ver con las otras 2 y con el tiempo es más recordada la estética de las dos últimas, esta saga sufre el mismo mal que la saga de Rambo, una buena primera parte que nada tiene que ver con las siguientes, que por otra parte, son las que dejan el mito para la posteridad.

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