martes, 23 de noviembre de 2010

Ídolos de Paja: Malditos Bastardos (2 de 3)


Festejos Franceses
La película, por suerte, después de la intromisión de los Bastardos, regresa a la historia de Shoshanna, que ahora regenta un cine en compañía de un ayudante negro (detalle este que chirria bastante, ya que por más que pretendan justificarlo, cualquier oficial fanático de las SS podría haberle pegado impunemente un tiro en mitad de la calle), llamado Marcel, nombre sacado del personaje de Marsellus de Pulp Fiction.
El argumento se desarrolla de manera estupenda, presentando la interconexión de los tres personajes, Shoshanna, el soldado Zoller y Landa, y los acontecimientos que llevarán a que el estreno de la película basada en Zoller tenga lugar en el cine de Shoshanna.
Esta parte sería casi inapelable, llegando a detalles tan milimétricos como que los métodos de Landa llegan al punto de ofrecer a Shoshanna un postre típico alemán, parte que podría tener que ver con la forma de comer el Strudel o tal vez con el Kosher (este punto me resulta un poco oscuro), o algún otro detalle muy cuidado como son los posters del cine, películas reales de la época como L’Assasin Habite au 21. Pero esta parte queda algo manchada por otros detalles como algunos innecesarios incisos medio cómicos como es la presentación de Goebbles.
Operación Kino
Al igual que la segunda parte era la más decepcionante, esta cuarta parte es la peor sin duda de toda la película, no por el desarrollo en sí, sino por las estúpidas premisas argumentales, que conducen a que todo tenga que resolverse con situaciones y/o excusas entre absurdas y cogidas con pinzas. Como punto a favor (al menos a favor de un poco de coherencia con el título), esta parte tiene cierta similitud en la escena de la taberna con Quel Maledetto Treno Blindato.
La primera parte de este segmento nos presenta al Teniente Archie Hicox, que antes de la Guerra era crítico de cine, experto en cine alemán, que es reclutado por el MI6 para que se infiltre en el estreno de la película El Orgullo de la Nación. La escena, una mezcla de película de James Bond y capitulo de Blackadder, resulta de por si algo estúpida, o sea que recurren a este hombre porque es experto en cine y habla alemán para que lleve a cabo la que tal vez sea la misión más importante en ese momento, acabar con todo el alto mando alemán. Creo, en mi humilde opinión, que recurrir a un espía experto, que hablase alemán (alguno debería haber, al igual que este “crítico de cine”) y darle algunas lecciones de cine habría sido algo más apropiado, y desde luego, más efectivo.
La acción se traslada al momento y lugar de la cita con Bridget von Hammersmark. Al principio la cosa va bien, el detalle de los alemanes de fiesta en la taberna estropeando la ocasión es un punto interesante (que podría haber sido resuelto saliendo del bar y reuniéndose en el piso franco de los Bastardos), pero no obstante, continúa la acción entrometiéndose un astuto oficial de las SS que ve algo sospechoso en el asunto. Para empezar, resulta ser un experto en acentos alemanes, desconozco si en Alemania tienen acentos tan marcados como aquí en España, país en el que no necesitamos ser “expertos en acentos” para distinguir un andaluz de un vasco o un gallego. Tan experto es que detecta un acento raro (inglés) en la forma de hablar de Hicox, y a este hombre elegido para decantar el curso de la Guerra no se le ocurre mejor excusa que decir que es de un remoto pueblo de las montañas, en el que todos hablan como el, coartada que defiende von Hammersmark, en vez de decir, por ejemplo, que antes de la Guerra estuvo bastantes años viviendo en Inglaterra y cogió acento (cosa que me parece más creíble que la tontería tan trillada del remoto pueblo de las montañas). Esta excusa además habría explicado también el error garrafal de pedir los 3 vasos al estilo no-alemán. En este momento todo se vuelve un caos, y en una escena acelerada que recuerda al final de Four Rooms, de repente casi todos aparecen muertos y Von Hammersmark herida en la pierna.
Cierto es que la sucesión de errores y malas excusas es cosa intencionada de Tarantino, a cualquiera se le ocurriría algo mejor, pero de esta manera se conduce el argumento hacia el objetivo que él quiere, y es que los Bastardos ocupen el lugar de Hicox. El problema es que la premisa es mala, la inclusión de Hicox es innecesaria, el comportamiento de Von Hammersmark es estúpido y al final todo tiene que resolverse usando argucias argumentales, simples trucos de artificio. Para muchos esta es la mejor parte, a mí me sigue pareciendo que Tarantino vende humo, eso sí, sabe venderlo.

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