jueves, 8 de diciembre de 2011

Paul Verhoeven



Inevitablemente, el hablar en la última entrada de Desafío Total, me lleva a hablar hoy de Paul Verhoeven, o, más concretamente, de su triangulo de películas de ciencia ficción, cada una de las cuales me parece realmente buena, y cada una de las cuales, a su manera, también son distopías (de distopías va todo esto, últimamente, no?). Cronológicamente, Robocop es la primera, y cabría pensar en un Grandes Sagas, pero me parece un poco abusar, ya que las dos secuelas son una mierda. Después llega Desafío Total (ya comentada) y finalmente tenemos Starship Troopers, otra saga en la que las dos secuelas son otra basura.

Robocop (1987)
En un mundo futuro, la policía de Detroit aprovecha el cuerpo de un agente muerto en servicio para hacer un androide policía, mitad humano mitad robot, que será el policía total, indestructible y objetivo al aplicar justicia. Pero la memoria del agente empieza a resucitar e intentara vengarse de sus asesinos.
Efectos especiales realmente buenos, para la época, claro, aunque hoy hayan quedado algo desfasados, siguen pareciendo aceptables. Un argumento realmente bueno, que presenta varios dilemas éticos y la suficiente acción para hacerse disfrutar como buen entretenimiento.
Daría origen a dos secuelas, Robocop 2, del 89, y prácticamente con el mismo reparto, ofrece casi 2 horas de Robocop sin más, es decir, en esta no es necesario contar como se convierte en Robocop. Más de lo mismo, más ruidosa y con menos calidad, aunque no ausente de cierta gracia. Robocop 3, cambiando casi todo el reparto, ofrecía mucho más ruido, un argumento bastante malo y bastante más aburrimiento.

Como hice hace un par de posts, remito a la entrada anterior.

Starship Troopers (1997)
Y llegamos para la que es mi favorita de Verhoeven (gana por poquito a Desafío Total, pero me quedo con esta, que además la vi en cine). En un mundo futuro, la sociedad se haya dividida en estratos, civiles y ciudadanos. Para tener el estatus de ciudadano hay que hacer servicio militar, cosa bastante peliaguda ante la inminencia de una guerra con una raza alienígena de insectos gigantes.
Catalogada por muchos de artificiosa, ruidosa y de estupidez, si se mira un poco más allá, se da uno cuenta de que todo lo artificioso y ruidoso es totalmente intencionado, así como las secuencias incrustadas de “mensajes de TV”, como las actuaciones bastante malas de algunos de los personajes (como Carper Van Dien). Un mundo distópico, prácticamente una dictadura militar del estilo 1984 en la que las guerras no surgen como algo inevitable, sino que se buscan y fuerzan como manera de mantener el statu quo. Y además de estos elementos argumentales, tenemos un buen número de escenas de acción con unos efectos especiales espectaculares y repletas de sangre y vísceras, impactantes cuanto menos. Y por si sigue siendo poco, el reparto nos regala a Denise Richards, Michael Ironside y un joven y desconocido (por entonces) Neil Patrick Harris.
Al igual que Robocop, daría origen a dos secuelas. La primera de ellas (Starship Troopers 2, Hero of the Federation) es una peliculucha de videoclub (bueno, ambas lo son) sobre unos soldados que quedan atrapados en una pequeña base en mitad de un ejército de bichos. La segunda secuela tira un poco más de presupuesto, poco, pero algo más, y aporta el regreso de Casper Van Dien. Aparentemente empieza bien, al menos entretenida, pero se va haciendo plana y aburrida, y ya llegando al final aparecen las “Armas del Futuro” que reza el título (Starship Troopers 3, Armas del Futuro), hacen poco uso de ellas, todo empieza a tomar un cariz ultrarreligioso bastante vomitivo y fin. En resumen, solo cabe olvidar las dos secuelas, como ocurre en Robocop, y recordar la original.

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